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Soy un hombre que lleva por nombre Eduardo Barrios Landaeta. Nací en la sexta región de Chile, en una comuna y en un contexto rural, es decir, en el campo. Crecí en un hogar donde, si bien los lujos no eran grandes, jamás me falto nada. En la historia de mi país mientras crecía ocurrían grandes cambios, el cual estaba en plena dictadura cívico-militar y con ello las consecuencias del actuar, como también el circular de forma libre, con las garantías plenas de una democracia, un estado de derecho estaban restringidas, crecí escuchando los consejos de mis cercanos de qué podía o no podía hablar.

 

Tuve la oportunidad de estudiar siendo niño en la educación pública, en una pequeña escuela rural, para proseguir mis estudios en un liceo confesional católico de carácter subvencionado por el estado. Esto me permitió conocer y experimentar muchos valores, que hoy me ayudan a desarrollar esta, la más importantes de mis experiencias: la de desarrollar iniciativas e intervenciones sociales. Tuve la oportunidad de desarrollar la experiencia de la educación superior en la ciudad de Talca y crecer aún más en lo que posteriormente junto con otros desarrollaría.

 

Asumo el costo que tiene la exposición de mi rol, y las consecuencias que este puede tener en mi vida privada, pues asumo que aquel que levanta la cabeza entre la multitud tiene más posibilidades que le llegue el piedrazo, pero también comprendo que la exposición es el costo que quien desea hacer cambios debe de considerar y asumir.

 

No pertenezco a ese país de cuatro manzanas, cinco colegios y 20 familias, tampoco a la élite intelectual, económica de mi ciudad o de mi país, no pertenezco a la élite en ninguna de sus formas, solo soy un individuo que como cualquier otro desarrolla su vida y busca con ella hacer algo útil para él y para sus semejantes. He aprendido a respetar la opinión personal de otros(as), y al mismo tiempo he tenido que reconocer mis defectos y mis deficiencias, pero al reconocer estas carencias en mi vida me han ayudado a buscar mejorarlas e intentar cambiar, asumo con vergüenza mi actuar que naturalizado en el pasado por contextos retrógrados, machistas y clasistas puede haber expresado siendo un niño o adolecente y que hoy busco más que nunca no solo no expresar sino también no propiciar o trasmitir.

 

Hoy me corresponde presidir la ONG Natural Rights. Una iniciativa que en sí misma es el deseo de un grupo de personas por contribuir a la promoción y difusión de los derechos humanos. Estos son más que la bandera de lucha de un grupo de personas que ven vulnerados sus derechos fundamentales sino que además son las garantías básicas que el concierto internacional ha determinado para el desarrollo individual mínimo como especie humana y en relación a su entorno.

 

En países como Chile, en donde el estado en manos de ciertos grupos uniformados y económicos constituyó dictaduras que, por periodos extensos, violó sistemáticamente estos derechos. La población y ciudadanía cree en más de una ocasión que sólo en esos contextos se violan y vulneran los derechos humanos, o como yo prefiero decirles, derechos fundamentales. Esto hace que la mayoría desconozca cuáles son y qué alcances tienen para el desarrollo humano de cada persona que habita en nuestros campos, pueblos y ciudades.

 

Hoy, en donde un modelo económico se ha consolidado e impuesto en el contexto mundial, valores como la solidaridad ya no se viven o experimentan. Hoy somos individuos que vemos en el consumo la única evidencia de superación y existencia. Mientras más consumimos, más sentimos que existimos, y esto hace que valores como la ambición, el egoísmo, el desprecio por la vida propia y el entorno se justifiquen, se corrompan sin que nadie haga lo necesario para evitarlo.

 

ONG Natural Rights no es ni será una plataforma para construir desde personalismos y deseos individuales, carreras políticas, aunque sabemos que todo lo que hacemos es política, desde lo público, el compromiso y nuestra participación, sabemos que ante la ausencia de liderazgos honestos y responsables que enfrenten los temas comunes, nuestro rol puede entenderse como eso, pero es más que aquello, somos una construcción colectiva de un conjunto de individuos. No buscamos convertirnos en un partido político, ni un movimiento político de una sensibilidad determinada, aunque queremos y sabemos que cada uno de los que participa en ONG Natural Rights posee una sensibilidad política y valoramos el que así sea. No respondemos a criterios religiosos y confesionales, pues creemos que ellos nos separan y excluyen aun cuando debieran provocar lo contrario, así mismo no respondemos a líderes religiosos y económicos, aún con lo difícil que resulta mantener y desarrollar ideas sin financiamiento.

 

Hemos decidido que sea la Declaración de Derechos Humanos nuestra hoja de ruta. Queremos que en nuestros espacios, realidades y comunidades se conozcan y que ellos se vivan los derechos humanos. Sé que hay mucho que debo aprender, sé que no siempre tengo la razón y creo profundamente en que “aprender implica cambiar”, por eso quiero aprender muchas cosas, para así cambiar mi mundo y el de otros.

 

El mundo no se cambia solo, y deberíamos ser conscientes de aquello. Los derechos humanos no se protegen ni se cumplen en los grandes escenarios y en los grandes actos políticos, sino en las acciones cotidianas en nuestros propios espacios, en nuestras propias acciones, por pequeñas que estas sean, en cómo construimos nuestra realidad desde nuestro lenguaje o nuestras expresiones. Los derechos humanos no son propiedad de una élite que cada cierto tiempo los lee o los comenta. No son propiedad de los académicos que bien hacen con invitarnos a sus reflexiones en cada uno de sus escritos. Es esta conciencia la que me motiva a ser parte de este proyecto colectivo, de este proyecto social y político. Y cuando digo político no me refiero a una mirada partidista, sino a una mirada ciudadana, honesta y simple.

 

El mundo requiere de nosotros. A diferencia otras causas, los derechos humanos requieren de nuestro sigiloso cuidado permanente y de nuestra vigilancia siempre.

 

No soy un héroe. No soy un súper hombre, lejos estoy de esos personajes. Soy sólo un ser humanos que quiere y buscará contribuir a hacer el mundo un lugar un poco mejor. Creo en la libertad, la igualdad, la fraternidad y, sobre todo, en la democracia.

 

 

Eduardo Barrios Landaeta.

Presidente ONG Natural Rights.

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